- Buenas noches mamá, buenas noches papá - Elisa besaba a sus padres - me voy a la cama.
- Buenas noches mi amor - le dijo su madre - tu padre y yo nos quedaremos un rato más.
Eli tenía doce años, y estudiaba en el instituto del pueblo, un pueblo grande del interior. Hacía todas las cosas que tenía que hacer una chica de su edad, iba a sus clases, ayudaba en las tareas de casa, y se reunía para jugar o para charlar por las tardes con sus amigas, después de dedicar un par de horas a estudiar o hacer sus trabajos escolares.
Poco a poco, cada vez más les gustaba charlar, y tenían la videoconsola de su primo un poco como escusa para juntarse a solas más que para jugar en sí.
Se quitó la bata y la puso sobre la silla. Su pijama de Disney era muy infantil pero a ella le gustaba mucho. Se miró en el espejo y sonrió. Cogió su smartphone, se sentó en la cama, y se conectó a su Red Social, 50friends, en la que compartía un grupo con sus compañeros de clase, para ver si alguno de ellos había escrito algo, o, en especial, si Jimmy había posteado alguna de sus genialidades.
Jimmy era ese chico repetidor y gamberrete que tenía a todos los chicos y chicas de su clase encandilados, cuando estaban con él les hacía sentirse especiales, les infundía una energía mágica, misteriosa, que los elevaba sobre la rutina de las clases y las tareas académicas. Sus trucos de prestidigitador, sus apariciones, sus historias... Jimmy les hacía soñar despiertos con un mundo mágico, lleno de fantasía.
Todos conocían a Jimmy e intimaban con él en el aula de castigo, ya que siempre, de una u otra manera, se las arreglaba para involucrar a alguno de sus compañeros en sus travesuras en clases.
Los profesores siempre terminaban expulsando de clase a Jimmy, y a algún otro en un momento dado, mandándolos al aula de castigados.
Entonces Jimmy se las arreglaba para hacer pellas con ese compañero castigado sin que nadie se enterase, y le hacía pasar un día estupendo. De modo que a nadie le importaba compartir castigo con Jimmy. Siempre que se fueran turnando, claro.
Se sonrió. Miró la foto de Jimmy en su perfil de 50friends. Que curioso. Era él, tal cual, pero parecía como si la foto fuese de otro tiempo, como si fuese un niño de la edad de su padre, en los tiempos en que su padre era niño.
"¡Este Jimmy!" pensó. Apagó el teléfono móvil y se tapó con las mantas, apagó la luz y se quedó tendida a oscuras, acostada de lado mirando hacia la ventana.
Solo se veía un cielo plateado por la Luz de la Luna, que se adivinaba que venía de la parte superior izquierda de su ventana, y creaba extrañas sombras de las muñecas que tenía sentadas elegantemente en su estantería.
Cerró los ojos, estaba cansada y pronto se quedaría dormida. Estaba alcanzando ya esa fase de sueño ligero, en la que se está a punto de perder la conciencia, pero todavía queda un resquicio que nos mantiene despiertos.
Sonó un "Tic" en la ventana. Elisa abrió los ojos como platos "¿granizo?" - pensó.
De repente sonó otro "Tic", como si alguien hubiese lanzado una piedrecilla.
Se levantó, en dirección a la ventana - "¿Qué es lo que pasa?" - y abrió la ventana deslizando la hoja sobre su raíl, de manera silenciosa. Entonces se elevó ante ella.
- ¡Jimmy! - ¡Has venido! - exclamó ella alegre, pero tratando de contenerse en susurros - ¡Volando!¡¿Cómo?!
- Vámonos Eli, ya te dije de siempre que entre todos eras mi mejor amiga - Jimmy era un niño delgado, larguirucho, con el pelo negro media melena, peinado hacia los dos lados y los ojos grandes y negros sobre una nariz que, a su edad, comenzaba a ser aguileña.
Arqueaba sus cejas implorando la mano de su amiga. - Ya te dije algún día que vendría a por tí.
- ¿A dónde Jimmy, cómo? - Eli no sabía que hacer.
- Ya te lo dije Eli, yo sería Peter Pan, y tu Wendy, como en el libro que leímos juntos el otro día, y que te llevaría conmigo, y que juntos volaríamos, conmigo volarás, vuela conmigo Eli
De repente Eli estaba muy emocionada, se le saltaban las lágrimas de alegría, y no podía reprimir una enorme sonrisa. Alzó su mano hacia Jimmy.
- ¡Ven Eli, ven hacia mí, toma mi mano, vuela conmigo!
Eli sonrió y avanzó hacia a Jimmy pero en ese momento se encendió la luz de su habitación y se giró hacia la puerta - ¡¿Mamá?!
- ¡Eli, cariño! ¿qué haces? - respondió su madre asustada.
Eli volvió a mirar confusa hacia la ventana, ya no había nada, toda la magia había desaparecido de repente, fue como cuando te despiertas de repente de un sueño en el que estás disfrutando a tope, y sin más, te despiertas, e incluso vuelves a tratar de dormirte para retomarlo.
- Eli, ¿estás bien? - su madre se acercó hacia ella - cierra la ventana hace mucho frío.
- Mamá, ¿puedo dormir con vosotros esta noche? - su voz sonó quebradiza, estaba asustada, ¿qué había sido eso, un episodio de sonambulismo?
- Claro que si mi amor, como cuando eras pequeñita. - su madre la estrechó entre sus brazos y la apretó contra si como para darle calor con su cuerpo. Estaba muy fría.- vamos a la cama.- y juntas se fueron hacia el dormitorio cerrando la puerta.
Al día siguiente estaba en la parada de su barrio esperando el autobús escolar, que la llevaría al Colegio Attemborough. Se oían sirenas de un lado a otro, coches de policía y ambulancias se cruzaban y el eco de las sirenas resonaba entre las calles.
El ambiente estaba enrarecido. Se iban juntando más niños de su colegio, los padres que acompañaban a los más pequeños murmuraban, y curiosamente no aparecía ninguno de sus dos compañeros de clase que compartían parada con ella.
El autobús llegó, y abrió sus puertas para que subieran todos los escolares.
- No sé, acabo de llegar - el conductor del autobús según abría la puerta contestaba a su teléfono móvil, parecía asustado - ¡Subid!,¡vamos!
La cuidadora del autobús, mientras tanto, acomodaba atareada a los pequeños mientras verificaba su lista de nombres.
- ¡Eli! - contuvo la respiración sorprendida - ¡pasa, pasa!, acomódate donde siempre, ¡vamos!
Todos los niños subieron al bus y fueron tomando sitio en silencio, cohibidos por la tensión que se respiraba en el ambiente.
- Si, de acuerdo - respondió el chófer con su teléfono mientras colgaba, y se recostaba en el asiento.
Esperaron cinco minutos con el autobús en marcha. Subieron algunos niños rezagados pero sus dos compañeros de clase que vivían allí no aparecieron. El bus prosiguió su camino.
Eli consultó su grupo de 50friends con sus compañeros de clase, pero ninguno estaba conectado. Todos se habían desconectado a la misma hora. El último en acostarse había sido Jimmy, que había publicado una foto en la que aparecía sonriente.
La imagen estaba tomada desde abajo contra el cielo, de manera que al niño, que además extendía los brazos, se le veía como si volase. En su cara, delgada y alargada, delimitada por las cortinillas que formaba su peinado raya al medio, sobre su tez morena, destacaba una hilera de dientes en una pícara sonrisa que a Eli se le hacía burlona cuanto más la miraba... y debajo de la foto el último comentario de Jimmy, "...volando con los Niños Perdidos de Nunca Jamás..."
En las siguientes paradas la tensión iba en aumento, seguían faltando los chicos del curso de Eli.
Coches de policía, más ambulancias, calles acordonadas, agentes interrogando a los transeúntes... en cada parada del autobús, más escolares se incorporaban, pero ninguno del curso de Eli.
Los niños subían al autobús muy asustados, el conductor y la conductora atendían llamadas en cada parada al tiempo que se preocupaban de que subiesen todos rápida y eficazmente, y curiosamente ninguno de sus compañeros de clase se subía en las paradas en que les correspondía..
Al llegar al colegio, bajaron todos los alumnos, y sus profesores, que los esperaban al pié del autobús, los fueron encaminando al salón de actos de la escuela.
Eli era la única de su curso, y su profesor, el señor Newfield, la esperaba muy compungido, en silencio. De su garganta brotó un hilillo de voz.
- Hola Eli, hoy va a ser un día muy duro, prepárate para lo peor. Será mejor que vengas conmigo.
Eli estaba sin palabras, a su tierna edad no había pasado por muchas experiencias que nos endurecen y preparan para los peores momentos, y ahora estaba completamente paralizada de miedo.
No sabía lo que había pasado, pero toda la tensión que había percibido, la incertidumbre de no ver a ninguno de sus amigos, sola durante todo el trayecto mientras caía en la cuenta que era la única de su grupo que no estaba, al principio inquieta como si todo el mundo se hubiera ido de excursión a un sitio bonito y no se hubiese enterado, cada vez más inquieta parada tras parada y como única respuesta la burlona sonrisa de Jimmy.
Acompañó a Newfield por los pasillos de la escuela. En el Hall la esperaban la directora del colegio, acompañada de dos hombres desconocidos. Vestían de vaqueros, camisa y chaqueta, eran dos hombres de aproximadamente cuarenta años, aunque a uno se le veía más descuidado; parecían simpáticos. Llevaban una credencial al cuello.
El más descuidado se presentó. Empleaba una expresión cercana, grave, intentando tratarla como a una adulta, sumamente formal.
- Hola Eli, me imagino que estarás asustada. Yo me llamo John Gould y este es mi compañero Nichols, somos psicólogos de la Policía. Tu familia está bien, no te preocupes por ellos. Ha pasado algo muy grave. Por favor, mantén la calma, solo queremos hablar contigo un rato, vamos a sentarnos un rato a tomar algo caliente, y en una hora aproximadamente vendrán tus padres a recogerte y tendrás unos días libres. Te contaremos lo más impactante ahora, los detalles los irás sabiendo poco a poco, va a ser mejor así.
Eli ya no podía más.
- ¡Por favor! ¡Qué ha pasado!
Los psicólogos se miraron entre sí y a la directora, ésta asintió con seriedad.
- Eli, todos tus compañeros de clase han sufrido algún accidente anoche; Lucy y Andrea han sobrevivido, están en el hospital con pronóstico reservado. No podemos decirte nada más.
Eli se quedó petrificada. Sin palabras.
- Todos se han arrojado desde algún lugar elevado, desde una ventana, tejados, azoteas, de su casa. Los han encontrado sus padres esta mañana. No sabemos nada más.- la directora la miraba muy seriamente desde detrás de sus enormes gafas.
- Eli, comprendemos que es muy impactante esta noticia para tí. No queremos agobiarte, otro día hablaremos con más calma. Sólo queremos hacerte un par de preguntas, sin que te sientas mal.- dijo Gould. - si no quieres o no puedes responder, no te preocupes. Son dos preguntas muy sencillas y ningún compromiso para tí, pero que nos pueden ayudar
- Adelante, no se que decir. - Eli estaba totalmente consternada y estaba comenzando a recordar con más detalle el extraño sueño que había tenido anoche.
- A ver Eli, en tu curso sois 23 chicos, ¿verdad? y además siempre estáis en contacto a través de vuestros perfiles en 50friends, en un grupo exclusivo en el que solo participáis vosotros.
Eli asintió y en ese momento se volvía a dibujar ante ella la siniestra mueca de Jimmy en su última foto publicada antes de morir.
Tomó la palabra el psicólogo Nichols.
- Uno de los 23 era repetidor, ¿verdad Eli? era un par de años mayor que el resto.
- Si - dijo Eli - Jimmy repetía curso, lo conocimos este año, pero pronto se integró con nosotros, era uno más, como si lo hubiera sido siempre, y también estará muerto... - y ya no pudo contenerse más, deshaciéndose en lágrimas y sollozos.
Toda la barrera de imperturbabilidad que había intentado mantener para aparentar ser la adulta con la que pretendían estar tratando, se vino abajo y ya no pudo hacer más durante el resto del día que llorar por sus amigos.
Mientras se la llevaban sus padres, Nichols y Gould se quedaban mirando callados como se alejaba el coche tomando la avenida, de momento despejada hasta que comenzasen a llegar los medios de prensa, a los que de momento se había podido contener.
A sus espaldas, la directora quebró el silencio en el que los dos hombres se habían sumido,
- No puede ser, es imposible.
- En un análisis meramente superficial de la actividad del grupo de 50friends se revela una enorme concordancia de horas, fechas, post, fotos, ubicaciones, etc. - reflexionó Nichols en voz alta.
- Mierda hay que poner a los informáticos con ésto.
- No puedes ser - dijo la directora - no puede ser, tiene que ser una broma macabra.
- Tal vez - dijo Gould - pero de la reacción y la conversación con la chica al tirarle un poco de la lengua se desprende que le conocieron físicamente, y en los perfiles aparecen en fotos con él, que parecen tomadas de forma totalmente natural.
- La foto que tiene en su perfil, es la misma que tenemos de su expediente... de hace 20 años. Nadie ha tenido acceso a ella para escanearla, en los 90 ni siquiera había escaners de fotos, ni cámaras digitales, ni teléfonos con cámara.
- Durante la investigación se recopiló todo el material. Yo mismo he consultado el expediente para otros casos de maltrato infantil, y nunca ha faltado nada.- afirmó Nichols
- ¡Por Diós! Fui con su madre a reconocer su cadáver, se le hizo una autopsia, ustedes participaron en la investigación, todos lo vimos, todos lo lloramos... ¡estos niños no podían conocerle de nada!
- ¡Jimmy Nash se volvió loco, y se suicidó hace 20 años!
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| Imágen: Foto tomada durante una de las investigaciones en Amityville. Hasta el momento no ha sido explicada. |

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